Fuente: Agencia de Noticias de la Universidad Nacional de Colombia.

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=6ii2dY2YCGU&feature=plcp] Bogotá D. C., abr. 26 de 2012 – Agencia de Noticias UN- El profesor Luis H. Blanco, director del Sistema de Gestión Ambiental de la UN, hizo oficial el lanzamiento de la política ambiental que va a regir a la Institución de ahora en adelante.

“Este derrotero [el del Decreto 1210 de los estatutos de la UN, última versión], busca decididamente afectar lo menos posible el medioambiente y promover su protección y conservación, así como una interacción amigable con el ecosistema. Por eso, desarrollar ese principio y las formas de hacerlo es lo que debe constituir la política ambiental de UN”, asegura Blanco.

En efecto, lo que hace la Universidad en este sentido es de largo aliento. Se trata de iniciativas que involucran el contexto educativo, así como la investigación. La construcción de esta política se debe a un trabajo mancomunado de un grupo de profesores, encabezados por la investigadora Laura Osorio del Instituto de Estudios Ambientales (IDEA).

Según Blanco, esta formalización busca llevar un mensaje más claro acerca de lo que se ha desarrollado en la Institución desde hace más de una década en términos ambientales, pues el cumplimiento de la política depende del conocimiento que tenga la comunidad universitaria.

Por su parte, Beatriz Sánchez, vicerrectora general de la UN, señaló que esta política ambiental es contundente para demostrar cómo la organización de todas estas acciones va a tener un impacto en la Universidad y una gran sinergia entre los diferentes expertos.

“Es muy importante conocer esta política ambiental que ha sido  construida participativamente, así como hacerla operativa. Y, a partir de ella, desarrollar una gestión comprometida con el medio y con construir un futuro mejor”, dice.

Sus resultados son comparables con los de cualquier entidad pública o privada del país, razón por la cual es solicitada externamente para reproducir la experiencia. En este sentido, hay dos ejemplos clave que vale la pena mencionar.

De un lado, está la producción de residuos químicos debida a la gran cantidad de actividades que tienen lugar en la UN en Bogotá. El vertimiento de estos al alcantarillado y a los prados es controlado por resoluciones y decretos de los Gobiernos nacional y distrital, los cuales dan un margen de tolerancia. Pero la UN decidió desde hace un par de años que este registro fuera cero.

De otro, están los residuos en general, sobre todo en su fase sólida, cuya gestión consiste en enviarlos al relleno sanitario sin ningún tratamiento. Las compañías sirven de intermediarias en la recolección y traslado. Pero la UN interviene y trasforma hasta un 60% de los desechos.

“Soy bastante optimista —confiesa el profesor Blanco—, pues la respuesta que he recibido de parte de la comunidad universitaria ha sido más que positiva”. Y agrega: “El respaldo, interés y colaboración son más que un hecho. Por eso, los resultados saltan a la vista”.

 

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