Fuente: Agencia de Noticias de la Universidad Nacional de Colombia.
Bogotá D. C., feb. 09 de 2015 – Agencia de Noticias UN- Las aguas subterráneas que surten de agua dulce a la mayoría de habitantes de la isla se ven contaminadas por aguas residuales y por el manejo indebido que se les da.
La situación se evidencia en un estudio realizado por estudiantes de biología titulado “Problemática de la disponibilidad de agua dulce en la isla de San Andrés”. La investigación muestra que el abandono de las técnicas tradicionales de recolección de agua, realizadas por las comunidades raizales, y la creciente demanda hotelera afectan el suministro de agua dulce en la isla.
Los investigadores advierten que, en la actualidad, la población de San Andrés depende en un 80 % de aguas subterráneas explotadas por aljibes, pozos profundos y pozos barrenados.
“La contaminación de los acuíferos atenta contra la calidad del agua que le llega a la población”, comenta Laura Echeverri, estudiante de Biología de la U.N., quien hizo parte del grupo investigador. Igualmente, advierte que estas personas están más propensas a enfermedades.
Según el plan de desarrollo de San Andrés, el acueducto desde 1991 debería abastecer al 80 % de las viviendas de la isla. Sin embargo, en la actualidad, tiene una cobertura muy baja, pues solo conecta con el 28 % de las viviendas.
Esto ocurre por el desconocimiento que hay del sistema de acueducto de la región y por aspectos demográficos como el creciente aumento poblacional, la inmigración y el incremento de compañías hoteleras.
De igual modo, se evidencia que en el sistema de alcantarillado hay una desigualdad en la distribución, ya que solo hay dos zonas a las que se les presta este servicio todos los días: el centro hotelero y el sur de la isla.
Por ello, donde el servicio es inexistente, los habitantes han optado por alternativas como pozos sépticos. Algunos de estos son construidos en zonas donde el nivel freático es alto y, por tanto, el espejo de agua se encuentra cerca de la superficie.
Una aparente solución al problema público de alcantarillado es el aprovechamiento de las precipitaciones. Sin embargo, está supeditado a la eficiencia del sistema recolector y al área de captación.
“El método más tradicional de los habitantes de la isla consiste en conectar un canal de tubo en los techos para, así, recolectar el agua lluvia y almacenarla en una cisterna”, explica la estudiante.
De acuerdo con el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), en San Andrés se describe un ciclo de lluvias unimodal, con un promedio total de 1.973 mm por año. El régimen de lluvia presenta una temporada lluviosa entre junio y noviembre y un periodo de sequía entre diciembre y mayo. El mes más lluvioso es octubre con un promedio de 338 mm y el más seco es marzo con 22 mm.
Sin embargo, en muchos reportes de Coralina (Corporación para el Desarrollo Sostenible del Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina), se ha mencionado que el agua potable que capta la comunidad isleña no alcanza a abastecer el 30 % de sus necesidades.
Además, está la problemática con los nativos de la isla que tenían un manejo de aguas lluvias adaptadas a situaciones de escasez mediante el uso del pozo y la cisterna, pues están abandonando esta tradición para utilizar los acueductos centralizados que solo son eficientes con costos muy altos.
El grupo de estudiantes recomienda que la principal estrategia que debe considerarse para preservar el agua dulce en San Andrés es el manejo de los acuíferos. La explotación de estos debe ser examinada con cuidado, ya que se ha demostrado que una extracción de agua mayor a 30 litros por segundo ocasiona una intrusión de agua salada, lo que la convierte en no consumible.