Fuente: Agencia de la UN.
Bogotá D. C., jul. 09 de 2013 – Agencia de Noticias UN- Diferentes conflictos alrededor del extractivismo minero, petrolero y agropecuario se manifiestan en América Latina y han desencadenado nuevas alternativas de desarrollo social y de cuidado ambiental.
Según indica Eduardo Gudynas, del Centro Latinoamericano de Ecología Social (CLAES) en todos los países de Suramérica hay conflictos alrededor de los distintos tipos de extractivismo.
Aunque no existe una receta para disminuir el gran impulso extractivo de minerales y petróleo, los Gobiernos de Perú, Ecuador y Bolivia empiezan a desarrollar alternativas posextractivistas.
Gudynas afirma que estos emprendimientos (extractivistas) provocan tensiones sociales y ambientales y que los pretendidos beneficios económicos son discutibles; lo que multiplica los reclamos de comunidades y organizaciones que quieren avanzar hacia otras estrategias.
“Estas opciones no consisten en decirle ‘no’ a la minería o al petróleo, sino en reorganizar al sector para que sirva, sobre todo, a los intereses nacionales y atienda las demandas de calidad de vida y de proyección ambiental de los países”.
La legitimidad del extractivismo está ampliamente difundida y se ha convertido en la base de una ecuación simplista: desarrollo entendido simplemente como crecimiento económico.
De acuerdo con el investigador, las salidas reales al extractivismo se encuentran, en el terreno de las alternativas de desarrollo, que deben centrarse en apostarle al bien común dentro del Estado.
Por eso, insta a abandonar la creencia en el mito del progreso perpetuo y a ensayar nuevos esquemas, en los que, incluso, se abandona la palabra desarrollo como sucede con las reflexiones sobre el buen vivir en Ecuador o Bolivia.
Además Gudynas plantea la extracción indispensable: “Se trata de una extracción o aprovechamiento indispensable en la cual podrán permanecer aquellas actividades que son genuinamente necesarias, que cumplan condiciones sociales y ambientales y estén directamente vinculadas a cadenas productivas nacionales y regionales, para nutrir redes de consumo verdaderamente enfocadas en la calidad de vida”.
Tal como lo manifiesta a la Agencia Latinoamericana de Información: “El buen vivir se cristalizó en las nuevas constituciones de Ecuador en 2008 y en Bolivia en 2009. Ese paso sustantivo fue el producto de nuevas condiciones políticas, la presencia de activos movimientos ciudadanos y el creciente protagonismo indígena”.
Para Alberto Acosta, economista ecuatoriano y profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), el buen vivir es un concepto que aspira a ir más allá del desarrollo convencional. Se basa en una sociedad en donde recobra centralidad la convivencia de los seres humanos entre sí y con la naturaleza.
Estas ideas fueron expresadas en el foro internacional “Posextractivismo: escenarios para emanciparse del sistema-mundo”, que organizó la Fundación Rosa Luxemburg y contó con el apoyo del Instituto Unidad de Investigaciones Jurídico-Sociales Gerardo Molina, de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá.
Lea el artículo completo en UN Periódico n.º 166: http://www.unperiodico.unal.edu.co/dper/article/el-buen-vivir-desarrollo-alterno-al-modelo-extractivo.html.