Fuente: Eltiempo.com
Pasó de ser una de las zonas más pobres del departamento a una de las más prósperas.
El paisaje en el norte de Antioquia está cambiando. De dos años a hoy, esa región, otrora dominio de la subversión, ha sido impactada social y económicamente por Hidroituango, el proyecto hidroeléctrico más grande en la historia del país.
En aquella zona olvidada, una de las más pobres del departamento y a la que se llegaba por carreteras destapadas, hoy solo quedan algunos tramos inconclusos y amenazas de grupos ilegales escritas en las paredes de las casas que se han vuelto a habitar.
Muchos creen que las expectativas generadas por el proyecto, que entrará en operación en el 2018, se quedaron en promesas. Para Diego Monroy, concejal de ese municipio, las consecuencias negativas del proyecto apenas comenzaron a verse con el alza de los cánones de arrendamiento y la deserción de los campesinos de sus oficios tradicionales.
«Wílder Giraldo llegó de San Luis, en el oriente de Antioquia, para abrir un almacén de ropa. Pagaba 1’500.000 pesos de arriendo y en menos de un año tuvo que cerrar su negocio porque se cansó de esperar a los ingenieros extranjeros y de otras zonas del país que llegarían por Hidroituango», cuenta.
Pero los extranjeros que se ven merodear en Ituango llaman la atención de los habitantes. Luis es un español que llegó a esta zona del país por las oportunidades laborales y sin importarle las trincheras que el Ejército montó en pleno parque para defenderse de los permanentes ataques de las Farc.
«En total somos 12 compatriotas que nos quedamos en Ituango. Salimos para la zona de obras a las 4 a.m y regresamos a las 8 p.m.», afirma.
Esa es una de las inconformidades de los comerciantes. Los trabajadores que se quedan en el casco urbano lo hacen por pocas horas, pues siempre están en la zona del proyecto, a una hora de Ituango.
Ese fenómeno, que incluso funcionarios se atreven a denominar ‘burbujas inmobiliarias’, es corroborado por el secretario de gobierno municipal, Germán Darío Areiza, quien dijo que en su municipio, el más grande de la región -con 14.000 habitantes y considerado epicentro del proyecto-, los arriendos subieron de precio hasta en un 100 por ciento.
Algo similar ocurre en Briceño y Toledo, a donde también llegaron los rumores del arribo de operarios alemanes, españoles, chinos, chilenos y brasileños, que necesitarían hospedarse para trabajar en el proyecto, propiedad de Empresas Públicas de Medellín (EPM). Allí, el alquiler de una casa pasó de 300.000 a 800.000 pesos.
«Esperábamos mucho de Hidroituango, pero no nos tocó sino el nombre», añade el concejal Monroy.
Otro fenómeno es el de los campesinos que dejaron sus oficios históricos para buscar un mejor salario en la obra. Así sucedió con los conductores de las denominadas ‘chivas’, que transportan labriegos desde alejadas zonas rurales a cascos urbanos y que ganaban 800.000 pesos. Ahora reciben el doble conduciendo tractomulas y dobletroques en la obra. También están escaseando los recolectores de café.
Inversión de $ 3 billones
El costo total de Hidroituango es de 5.508 millones de dólares, unos tres billones de pesos. Las obras principales comprenden la presa y la casa de máquinas. Los primeros trabajos importantes que se entregarán serán los túneles de desviación del río Cauca, que deberán estar listos a mediados de este año.
Según Juan Esteban Calle, gerente de EPM, la obra deberá estar lista en su primera fase en el 2018.
Mientras esas labores continúan, EPM inició la construcción de una nueva carretera entre Valdivia e Ituango, para facilitar el transporte de maquinaria que llega de los puertos de la costa Atlántica. Esta se une a otra variante, en San Andrés de Cuerquia.
Víctor Andrés Álvarez C.
Enviado especial de EL TIEMPO
Ituango (Antioquia).