Fuente: Agencia de Noticias de la Universidad Nacional de Colombia

261ebd99a9[1]

Bogotá D. C., jun. 21 de 2013 – Agencia de Noticias UN- Los residuos posconsumo son los restos de productos o aparatos que, una vez usados, son desechados y generalmente no pueden ser reutilizados.

Guillermo Parada, conductor de UN Análisis* de UN Radio, abrió el programa así: “La gestión de estos desechos es una estrategia que involucra como elemento fundamental el concepto de responsabilidad extendida de productores y fabricantes, que deben establecer canales para su devolución (medicamentos vencidos, pilas, celulares, envases de plaguicidas, llantas, bombillos, computadores, impresoras y aparatos electrodomésticos)”.

En Colombia se desechan anualmente 11.000 toneladas de pilas, 61.000 de llantas usadas y 8.800 de bombillos. Y, según la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), para el año 2017 estas cifras subirán considerablemente.

La ANLA es la encargada del manejo institucional y de la normativa de los procesos de tratamiento de estos residuos. Sin embargo, el conductor del espacio señaló que existen dudas sobre la ejecución de estos proyectos, porque pareciera que no están integrados, sino que cada entidad cumple con su tarea.

Sobre este cuestionamiento, Santiago Mejía Toro, economista y gerente de la Corporación Campo Limpio, aseguró: “Existen problemas de comunicación dentro de las diferentes entidades del Estado. Es un asunto técnico y de norma, donde el consumidor de los dispositivos no sabe qué tiene que hacer. Por esto, es decisivo que las instituciones del Gobierno entiendan a quién están mandando el mensaje”.

Por otro lado, Magda Sánchez, coordinadora del Programa de Residuos Posconsumo de la UN, apuntó: “El propósito de la campaña de recolección de aparatos eléctricos y electrónicos, que se llevó a cabo el pasado 5 de junio en la Universidad, fue motivar culturalmente. En dicha jornada se recolectaron ocho toneladas de equipos. En su mayoría, los que más participaron fueron docentes, estudiantes y algunos padres de familia. La UN es líder en el manejo de este tipo de residuos”.

Asimismo, Sánchez habló sobre el proceso de gestión: “En la UN el inventario en manos de un funcionario que se da de baja —ya sea por obsolescencia, mantenimiento o daño— va al remate del Banco Popular. Esto a fin de extender un poco la vida útil de los equipos, que muchas veces no están completamente dañados y tienen muchas partes que funcionan”.

El gerente de Campo Limpio, informó que su corporación nació en la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), representando a las empresas afiliadas.

Además, precisó: “Actualmente, representamos en el campo a empresas que hacen uso de agroquímicos. Recolectamos los envases vacíos, y que en algún momento contuvieron plaguicidas, y los llevamos a disposición final”.

Sobre la normativa, afirmó: “La medida de recolección de residuos peligrosos, la resolución de 1993, está en revisión. Esperábamos que, a finales del año pasado, quedara lista. Pero, por determinaciones de la ANLA, no se hicieron las modificaciones que queríamos que se incluyeran. Esto nos deja con unos vacíos jurídicos y de empalme con respecto al tema del transporte, acopio y entrega de materiales. En la norma no hay claridad acerca de los responsables ni de las responsabilidades. Todavía está vacía”.

En torno a esta afirmación, se suscitó un debate sobre si los fabricantes eran o no los responsables de tratarlos, pues en el pago está implícita dicha obligación. No obstante, el economista dijo que esto debe estar en la ley.

Luego, Carlos Manuel Herrera Santos, vicepresidente de Desarrollo Sostenible de la ANDI, reveló:

“Colombia tiene los programas más avanzados de América Latina. El país es el más adelantado en reglamentaciones. Esto no significa que sea el que más recoja, pero sí tenemos proyectos en diferentes frentes. En la ANDI tenemos una organización de programas colectivos que agrupan a unas 360 empresas y estamos recogiendo siete tipos de desechos: pilas, computadores, plaguicidas, llantas, bombillos y farmacéuticos”.

Resaltó que “dichos programas ayudan a generar empleo y son una responsabilidad de los fabricantes, que deben crearlos y administrarlos para que los consumidores puedan devolver los productos”.

Y agregó: “Estas iniciativas son señales de que el país está volcando su mirada hacia el consumo sostenible y de que se está tomando conciencia de que la manera como se están gestionando los residuos no es la correcta. En el tema educativo, se está avanzando de manera muy lenta.  Es un asunto de largo alcance que necesita discusión y trabajo colectivo”.

Finalmente, Yuan Constantino Kuan Duque, ingeniero químico, magíster en Ingeniería Ambiental y docente de la Universidad Eafit, expresó:

“Desde el punto de vista de la investigación, es indispensable pensar en estrategias desde la sinergia entre empresa, industria y academia, para crear nuevos procesos productivos en los cuales nos preocupemos menos por elaborar normativas de planes de gestión posconsumo y nos encarguemos cada vez más de garantizar una producción más limpia, más eficiente y más sostenible. Debemos repensar nuestra creación de empresa desde el otro lado de la cadena comercial”.

Artículo anteriorBlindan minería que devastaría la Amazonia
Artículo siguientePolítica ambiental debe ser de Estado y no de Gobierno