Fuente: Agencia de noticias UN.
Bogotá D. C., sep. 04 de 2013 – Agencia de Noticias UN- “Quienes están frente a las instituciones cambian durante el tiempo, por lo que los actores sociales de base son los únicos que pueden garantizar la sostenibilidad de estas apuestas”.
Así lo aseguró Nohra León Rodríguez, directora del Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) de la Universidad Nacional de Colombia. Por ello, la experta asegura que, para que tenga éxito, la conservación ambiental debe ser un proceso “altamente” participativo.
Esta fue una de las principales conclusiones a las que llegaron los investigadores del IDEA, al estudiar, por petición del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, cómo el país podría aprovechar los fondos para conservación (recursos que vienen fundamentalmente de cooperación internacional).
“Desde el ámbito internacional, Colombia es prioridad para efectos de la conservación. Por esta razón es necesario observar qué tanto se puede disponer de estos recursos”, dice.
El estudio se desarrolló durante casi todo un año y se centró en dos zonas del país: la Amazonia y la Sierra Nevada de Santa Marta.
“Le entregamos al Ministerio una caracterización de los fondos y cuáles podrían aplicarse a estas zonas. El otro elemento fue analizar, desde una perspectiva más integral, la participación directa de las comunidades”, detalló León.
En general, los investigadores del IDEA encontraron que, para efectos de su conservación ambiental, estas dos zonas se diferencian por las comunidades que las habitan.
En la Sierra Nevada de Santa Marta se encuentran grupos indígenas arawacos y campesinos, que desarrollan un tipo de agricultura y conocimientos que no se pueden desconocer. Esta situación vuelve más complejo el proceso.
Un ejemplo, dado por la directora del IDEA, es que “Parques Nacionales estaba proponiendo la ampliación de la zona protegida, aunque el problema es que se encuentran con las comunidades campesinas”. El reto es conciliar sus formas de vida y la preservación del ambiente.
Mientras que, en ese sentido, en la Amazonia se tiene menos dificultades porque se trata de comunidades indígenas que están en territorios muchos más amplios.
“Entonces, desde el punto de vista del ordenamiento territorial, eso permite contar con otros elementos que en la Sierra Nevada de Santa Marta tienen más restricción”, explica León.
Como parte del proyecto de investigaciones, los académicos de la U. N. realizaron una serie de talleres en cada una de las zonas, en los que fueron convocados estas comunidades, además de autoridades nacionales y regionales.
“Hay lecciones aprendidas, no solo para entregar a quienes diseñan políticas públicas sino también para aportar en la formación de estudiantes y en procesos de investigación”, concluyó la profesora.