Fuente: El Espectador.
La geóloga santandereana Luz Elena Sarmiento, asumió hace dos años a la dirección de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, ha trabajado para el Banco Interamericano de Desarrollo, Cerrejón y Ecopetrol.
En medio de un tenso pulso de poder entre empresarios, Estado y ambientalistas por cuenta de la locomotora minero-energética, Luz Elena Sarmiento, directora de la Agencia de Licencias Ambientales (Anla) y nueva ministra de Ambiente, ha sabido mantener un bajo perfil ante la opinión pública a pesar de su importancia en este juego de intereses.
Sarmiento es una mujer difícil de encasillar y definir. Mientras los ambientalistas cuestionan su pasado como funcionaria de multinacionales mineras y le han reclamado mano dura frente a conocidas denuncias sobre impactos ambientales negativos de mineras como la Drummond, Cerro Matoso y Cerrejón, los empresarios han repetido en varias oportunidades que la funcionaria ha sido un palo en la rueda de la locomotora minera por cuenta de muchas de sus decisiones al frente de la Anla.
Sarmiento, geóloga de la Universidad Industrial de Santander (Bucaramanga), trabajó como coordinadora socioambiental de la petrolera norteamericana Amoco; fue gerente de medio ambiente de Termo Santander de Colombia; directora de relaciones externas de Ecopetrol; gerente de relaciones con la comunidad de Cerrejón; especialista socioambiental del Banco Interamericano de Desarrollo y también asesora del Ministerio de Ambiente.
Hace dos años, esta santandereana renunció a la Unidad de Salvaguardas Ambientales del BID (institución encargada de entregar millonarios préstamos a naciones que quisieran mitigar los efectos del cambio climático), para regresar a Colombia a asumir la dirección de la recién creada Anla. Fue el mismo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Luis Alberto Moreno, quien le sugirió su nombre a al presidente Santos, destacando su experiencia en el manejo de proyectos que involucraban numerosas sumas de dinero.
En cuanto a la formación académica, la nueva ministra de ambiente es especialista en resolución de conflictos de la Universidad Javeriana y cuenta con cursos en alta gerencia de la Universidad de los Andes.
En el último año, entre algunos de los casos más polémicos sobre los que Sarmiento entregó conceptos desde la Anla, aparece la renovación de la prórroga del contrato de explotación de níquel en Montelíbano (Córdoba), por parte de la minera BHP Billiton y la investigación contra la carbonera Drummond por el vertimiento de carbón en el mar de Santa Marta.
En diciembre pasado, mientras la Contraloría General denunció que la multinacional angloaustraliana BHP Billiton extraía níquel de Córdoba sin licencia ambiental vigente (pues su explotación se ceñía a una débil normativa ambiental de 1981), la Anla respaldó a la minera y argumentó que contaba con todos los permisos ambientales para seguir operando. El concepto sirvió para extenderle el contrato de concesión a la minera hasta 2029.
En el caso del vertimiento de una barcaza de carbón al mar, hecha por la Drummond (en enero de 2013), la Anla decidió suspender durante un mes, y de manera preventiva, el cargue de carbón en barcazas y abrir investigaciones contra la minera. La medida le representó pérdidas a la multinacional por aproximadamente US$6,4 millones diarios.
Bajo este panorama el nombramiento de Sarmiento en la cartera ambiental genera tanto expectativas como incertidumbres. Mientras para algunos es positivo que el bagaje técnico y ambiental de la nueva ministra esté muy por encima de sus predecesores (Frank Pearl y Juan Gabriel Uribe), para otros el constante cambio de ministros revela una la falta de interés del Gobierno por mantener una continuidad en sus políticas ambientales.
José Yunis, representante de The Nature Conservancy en Colombia, cree que Sarmiento cuenta con una experiencia destacable en el sector ambiental. “Es una mujer berraca que logró poner al día el represamiento de licencias ambientales, enfrentando muchas presiones”, dice.
Por su parte, para el reconocido ambientalista Julio Carrizosa, exgerente del Inderena y Miembro de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en este momento el cambio de ministros es inconveniente y plantea dudas sobre el fututo de las políticas de gobierno en este sector, “quizá se le quiera dar más agilidad a los trámites de licencias ambientales y despejarle el camino a los grandes proyectos de multinacionales”.
En el mismo sentido, el exministro de ambiente Manuel Rodríguez Becerra, considera que el constante cambio de ministros de Ambiente es una irresponsabilidad del Gobierno, “aunque Luz Elena Sarmiento es una persona seria, no tiene presentación que en tres años se cambie tres veces el ministro, ¿cómo se puede consolidarse un gobierno de esta forma?, aquí los ministros de ambiente parecen comodines políticos”, dijo Rodríguez.
“Lo que deja ver esta decisión es que el ministro del medio ambiente tienen muy poco ámbito de acción frente a ciertos temas fundamentales. En el caso de la minería, desde que el gobierno la considere una alta prioridad, cualquiera que sea el ministro va a tener que aprobar las futuras exportaciones, es muy difícil que contra eso se pueda hacer algo”, concluyó el exministro.