Fuente: Agencia de Noticias de la Universidad Nacional de Colombia.
Bogotá D. C., ago. 10 de 2012 – Agencia de Noticias UN- El Parque Nacional Natural de Sumapaz está siendo diezmado por los incendios forestales. Las llamas provocadas por el hombre cada vez más acaban con la vegetación de páramo y subpáramo.
A esta conclusión llegó un estudio del Departamento de Biología de la UN adelantando por Diego Amaya Villabona, integrante del grupo de investigación Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas, que dirige la profesora Dolors Armentera Pascual.
El análisis se centró en el comportamiento de estos incendios entre 2001 y 2011 en Bogotá y Cundinamarca. Y halló que en el departamento las zonas con mayor riesgo son el centro, el noroccidente, el sur y el suroccidente.
Las poblaciones más afectadas por las conflagraciones son en su orden: Caparrapí, con 159 casos; Bogotá, con 152; y Guaduas, con 101. Entretanto, en Bogotá la mayoría de las conflagraciones se registran en el sur, en la localidad de Sumapaz.
Respecto a las áreas protegidas del departamento, el trabajo del biólogo evidenció que el Parque Nacional Natural Sumapaz (con 84 registros) encabeza la lista de zonas afectadas, seguido por el Distrito de Manejo Integrado Cuchilla de San Antonio (con 21 registros) y la Reserva Forestal Protectora Paramo Grande (con 9). Las llamas también arrasaron pastos y pequeños bosques secundarios.
“La alteración de la vegetación de páramo es muy delicada, porque estos ecosistemas son fuentes de agua”, advierte Diego Amaya.
La temperatura no es un factor determinante en el origen o desarrollo de incendios en el área estudiada, pero la precipitación tiene un papel vital en su dinámica y puede contribuir a causarlos.
Intervención humana nociva
“Comprendiendo la influencia de las variables ambientales y su distribución espaciotemporal, se evidencia que el origen de los incendios está directamente relacionado con la intervención del hombre en áreas naturales en donde la quema para aumentar la frontera agropecuaria crea las condiciones para que ocurran; sobre todo en áreas de baja altitud, como la parte centro, suroccidental y sur que rodea al Sumapaz y protege ecosistemas de páramo y subpáramo”, indica el estudio.
También se evidenció que, entre 2004 y 2007, se presentó el mayor número de focos activos en Cundinamarca.
El objetivo de la investigación era determinar cómo las llamas están afectando los tipos de vegetación y cuáles son las zonas de mayor riesgo. Con este registro, el siguiente paso es elaborar planes de manejo, mitigación y control de conflagraciones. Entretanto, los investigadores consideran importante concientizar a la población sobre la problemática ambiental que estas acarrean.
El biólogo desarrolló el trabajo con datos de los satélites Aqua y Terra de la NASA, a bordo de los cuales se encuentran los sensores MODIS (que detectan incendios en la superficie de la Tierra).
Esa información la suministra FIRMS (The Fire Information for Resource Management System), que registra las ubicaciones de los focos. Posteriormente, esta se ingresa a un programa que la procesa y la localiza en el territorio.
“En este trabajo superpusimos los focos activos para Cundinamarca —previamente aislados de los del resto de país— con una capa que presentaba su mapa físico y político y otra que mostraba su vegetación. Así, logramos observar en qué partes del departamento se presenta la mayor cantidad de incendios y sobre qué tipo de vegetación”, explica.
Los resultados se obtuvieron utilizando también datos de precipitación y temperatura de estaciones meteorológicas de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR).
(Por:Fin/SSG/bnm/fgd)