Fuente: Diálogo Chino, julio 8 de 2020
Autor: Santiago Villa Chiappe
Con el inicio de la mina de oro de Buriticá previsto para algún momento del segundo semestre de 2020, Zijin Mining está cerca de convertirse en la primera minera china en explotar en Colombia. En parte su interés se debe a que China es el país con la mayor demanda de oro en el mundo, comprando 1.003 toneladas en 2019.
La de Buriticá, a 100 kilómetros de Medellín, es una de las pocas minas significativas de oro en Colombia, un país donde sucesivos gobiernos han intentado promover la minería, pero cuyo sector ha dependido hasta ahora casi enteramente de tres proyectos de carbón. Las regalías por carbón representan el 88% de las mineras en Colombia, seguidas por las de oro con 5,6% y níquel con 5,3%, según la Agencia Nacional de Minería.
La llegada de los mineros chinos
La empresa estatal china abrió sus oficinas en Bogotá en febrero de 2020, después de comprarle el proyecto de Buriticá a la canadiense Continental Gold, que en 2016 obtuvo la licencia ambiental que le permite comenzar la fase de explotación.
Sin embargo, en una década de trabajo, Continental no llegó a iniciar la producción. Esa demora en parte se explica porque la minera canadiense introdujo altos estándares de sostenibilidad social, que harían que el eventual proyecto fuese atractivo para dos frentes que a menudo se contraponen: los inversionistas extranjeros y las comunidades locales. Continental logró esto a pesar de lo frecuentes que han sido los conflictos socio ambientales en Colombia en la última década en torno a proyectos de petróleo, carbón, níquel y oro.
Si bien algunos líderes sociales en este municipio de 7.000 habitantes dicen que el proceso ha tenido altibajos, Continental Gold fue reconocida como una minera que logró relaciones relativamente buenas con las comunidades aledañas al proyecto, algo poco común en Colombia.
Continental asegura haber hecho capacitaciones profesionales, obras de infraestructura, apoyos a proyectos productivos y comenzado la formalización de los mineros artesanales de la zona, para atacar el problema de la minería informal. En 2019 recibió un premio de la Gobernación de Antioquia y fue la minera mejor calificada en el índice de inversión social de la Brújula Minera, una encuesta nacional del sector minero hecha por consultoras y medios de comunicación.
De manera sorpresiva, en diciembre pasado, Continental anunció que estaba en proceso de vender el proyecto de Buriticá a la china Zijin Mining Group, cuya ambición es ser una de las mineras más grandes del mundo para el 2030. Zijin tiene proyectos en 14 provincias de China y en 11 países del mundo, incluyendo el proyecto de cobre de Río Blanco en Perú. Un mes después, el 28 de enero, la junta directiva de Continental aprobó la venta por 1.000 millones de dólares.
«Cuando la gente vio que los resultados de exploración y el tamaño del yacimiento eran reales, y que efectivamente estábamos construyendo una mina y una planta, hubo interés en el activo. En el año 2019 estuvimos en varias negociaciones con múltiples empresas que llegaron a hacer propuestas. Casi todas las rechazamos. Incluso con Zijin hubo una primera ronda de negociación que se rompió, pero ellos volvieron con una propuesta renovada, muy atractiva», le contó León Teicher, ex presidente de la junta directiva de Continental Gold, a Diálogo Chino.
Los observadores del sector y habitantes de Buriticá están a la expectativa de confirmar si Zijin mantendrá los mismos estándares de sostenibilidad social que le dejó Continental.
Lo que Continental entrega a Zijin
Después de que Continental recibiera el título minero de Buriticá, sus directivos propusieron emplear unos estándares sociales y ambientales alineados con los de la Corporación Financiera Internacional, el brazo financiero del Banco Mundial.
«La junta directiva de Continental Gold había dado mandato claro de hacer las cosas de manera responsable para que el proyecto tuviera aceptación comunitaria, en parte para evitar el tipo de oposición a la minería que venía dándose en Colombia y América Latina», explica una persona que trabajó con Continental Gold y que pidió omitir su nombre por los reglamentos de la empresa donde hoy trabaja.
La empresa designó ejecutivos con amplia experiencia en sus respectivos campos. Al frente de las operaciones estaba Teicher, que ya había dirigido Carbones del Cerrejón, la minera más grande del país. Su presidente, Mateo Restrepo, había sido consejero de política anticíclicadel ex presidente Álvaro Uribe. Su gerente de estándares internacionales, Alexandra Guáqueta, fue una de las cinco integrantes del grupo de trabajo de empresa y derechos humanos de Naciones Unidas y luego directora de posconflicto del proceso de paz con la Farc. Su vicepresidente de sostenibilidad, Carlos Franco, había sido director de derechos humanos de la Vicepresidencia colombiana. De hecho, tanto Guáqueta como Franco habían trabajado con Teicher en Cerrejón.
El resultado de ese trabajo es que Continental fue más allá en su gestión social de lo que la ley le exigía, dice Guillén Calvo, director para América Latina de la consultora Insuco, que creó para la minera una plataforma de información para orientar su inversión social. Sin embargo, aclara, «no todos los cambios se deben a la empresa, sino al trabajo que se ha venido haciendo en territorio de articulaciones público-privadas, que es donde está la clave del asunto».
Una de estas articulaciones es el Plan Buriticá, diseñado por el Banco Interamericano de Desarrollo, la alcaldía municipal de Buriticá y la consultora Jaime Arteaga & Asociados, que apoya articulaciones público-privadas. Ese plan buscaba resolver muchos problemas de un municipio donde prolifera la minería ilegal. Entre 2012 y 2015, la presencia de 20 mil mineros informales desencadenó una profunda crisis social.
«Atacar este problema implicó una constante alianza pública, privada y con comunidades. Para Continental es valiosa esta experiencia porque si no, con las expectativas que genera un proyecto de este tamaño, tendría que solucionarle todos los problemas a la gente del municipio», dice Francisco Montoya, director regional de Jaime Arteaga & Asociados.
Esa crisis social quizás ayudó a que las comunidades percibieran a Continental Gold como un mal menor, que podría ayudar a contrarrestar o eliminar el impacto negativo de la minería informal.
«En Buriticá la dinámica no involucró solo a la comunidad y la empresa. Había este tercer actor, los informales, y esto influyó mucho. La comunidad encontraba beneficios de responsabilidad empresarial que no había en la minería informal. Sin embargo, la empresa minera todavía está en deuda de reconocer las aspiraciones a futuro de las comunidades», dice María Maya, investigadora de conflictos socio ambientales de la Universidad de Antioquia.
La compra vista por la comunidad
Si bien no todos los habitantes de Buriticá alaban el desempeño de Continental Gold, tampoco tienen una visión negativa de su trabajo.
Daniela López es una de sus beneficiarias. Junto con 10 mujeres, creó una lavandería para los uniformes y la ropa de los empleados de Continental y otras empresas contratistas. Recibieron capacitación y lavan entre 700 y 800 prendas diarias, usando cuatro lavadoras Haceb, una lavadora industrial y dos secadoras semi-industriales, todas donadas por la minera.
«La empresa quería ponernos a prueba para saber si íbamos a cumplir. Yo creo que eso es bueno, porque si regalan todo, uno no sabe lo que cuesta una cosa», dice.
Para otros líderes de Buriticá, los aportes no son suficientes para la magnitud del proyecto y la cantidad de oro que se va a extraer.
«Vendieron la empresa por una cantidad de millones de dólares, ¿y a Buriticá qué le queda de eso? Las formalizaciones de mineros de pronto son bien intencionadas, pero no han resultado», dice Fredy Díaz, presidente de la Asociación de Juntas de Acción Comunal de Buriticá. Para él, es necesario acelerar los procesos de formalización de los mineros artesanales, hacer más compras de tierras para proyectos agropecuarios, e invertir en un hospital, colegios y desarrollo rural.
«Yo le daría una calificación de 7 sobre 10 al trabajo de Continental Gold con las comunidades. No ha sido todo malo y no todos los problemas son culpa de la empresa», añade.
Hugo Valle, miembro activo de una organización que tiene un subcontrato de formalización minera con Continental, ahora Zijin, dice que no ha sido suficiente el acompañamiento de las autoridades mineras y ambientales. Solo 500 mineros se han formalizado y calcula que unas 3.000 personas viven en la informalidad. Es decir, extrayendo oro sin permiso del Estado, y en un ambiente donde las mafias participan del negocio: en septiembre de 2018, fue asesinado en Buriticá un ingeniero de Continental Gold.
«Es un esfuerzo grande el que la empresa ha hecho, pero no ha sido enteramente satisfactorio. Los mineros critican que los acuerdos están demasiado inclinados a favor de la empresa y no son tan rentables para ellos. Apenas alcanzan para cubrir sus gastos», dice Montoya.
«Le cambiaron la vida 180 grados a nuestra comunidad. Antes vivía de la agricultura, la despertaba el cantar de los pájaros, y ahora nos despierta es una máquina», dice Sergio Moreno, presidente de la Junta de Acción Comunal de Higabra, una de las veredas más cercanas a la mina, que además se queja de que otras comunidades de Buriticá han recibido beneficios que no han llegado hasta la suya. Añade que los proyectos productivos no colman las expectativas que creó Continental y que debieron presionar para que les permitieran usar la carretera que construyó la empresa en su vereda.
«No es que no esté de acuerdo con la empresa. Lo que pido es que hagan las cosas bien y estemos entre comunidad y empresa de la mano. Para llegar hasta allí falta mucha tela por cortar», dice.
Grandes expectativas para Zijin
Zijin Mining parece entender que le resulta ventajoso mantener continuidad con los proyectos sociales de Continental. Tiene el mismo equipo en el área de estándares sociales y formalización minera, algo que las personas de la comunidad consultadas por Diálogo Chino destacan como importante para generar confianza y mantener los procesos.
«La ruta de trabajo está trazada desde hace varios años. Mientras se buscó la aprobación de la licencia ambiental y luego durante la construcción del proyecto se han cumplido altos estándares sociales y ambientales, que no cabe duda seguiremos afianzando”, dijo la oficina de comunicaciones de Zijin a Diálogo Chino.
En particular, en la comunidad causó una buena impresión que James Wang, el presidente chino de la minera en Colombia, visitara Buriticá tan pronto se formalizó el cambio de empresa en febrero y se quedara varios días en la zona.
«Lo poco que hemos hablado con los chinos de la empresa son gente muy correcta, parecen más conscientes de las realidades. Cuando el representante en Colombia vino a hablar con nosotros, dijo que él no sabía nada de las quejas que estábamos presentando. Cuando hizo el negocio le dijeron que todo el mundo aquí estaba contento y todo el mundo aplaudía, pero la realidad no se la contaron», dice Fredy Díaz.
Por lo pronto, es una experiencia diferente a la que la minera tuvo en Perú, donde compró el proyecto de Río Blanco a la británica Monterrico Metals y terminó heredando varios conflictos sociales con las comunidades que le impidieron iniciar operaciones en el tiempo previsto. Weijun Xie, vicepresidente de MinMetals, dijo en una entrevista con el Centro de Inversiones Sostenibles de la Universidad de Columbia que experiencias negativas como la de Río Blanco les han enseñado a las mineras chinas a dialogar mejor con todos los actores afectados por un proyecto. La semana pasada Zijin anunció que había comprado la empresa Guyana Goldfields, dueña de la mina de oro de Aurora en Guyana.
A pesar de que ha generado una buena primera impresión, Zijin tiene antecedentes de violar normas ambientales y amenazar a gobiernos que toman decisiones contrarias a sus intereses. Hace apenas un mes, el presidente de la su junta directa le advirtió en una carta al primer ministro de Papúa Nueva Guinea que, si su gobierno no le renueva la licencia ambiental en la mina de oro de Porgera, las relaciones diplomáticas entre el país y China se verían afectadas. Hace diez años, en la provincia china de Fujian, una mina de cobre suya envenenó el río Tingjian, causando un desastre ambiental que tuvo un traumático impacto en las comunidades de la zona.
Zijin Mining ha dicho que la explotación en Buriticá comenzará en el segundo semestre de 2020. El 28 de mayo confirmó que uno de sus trabajadores estaba contagiado con Covid-19. Si la pandemia no altera sus planes, se convertirá en la primera minera china en operar en Colombia.