Fuente: Agencia de Noticas de la Universidad Nacional de Colombia.

Manizales, ago. 31 de 2012 – Agencia de Noticias UN- Colombia es uno de los países más ricos en biodiversidad del mundo, pero también uno de los sitios con mayor índice de inundaciones y avalanchas.

Si bien, las recientes tragedias hidrometeorológicas de Colombia son resultado combinado del cambio climático y los fenómenos de La Niña y El Niño, también son consecuencia de la deforestación, el desordenamiento territorial y el cambio en el uso de la tierra, tal como lo afirmó Germán Poveda Jaramillo, docente de la UN en Medellín, durante su participación en el Congreso de Ingeniería Civil.

Poveda Jaramillo resaltó la responsabilidad del mal ordenamiento territorial, la ocupación caótica, la poca planificación del suelo y la deforestación, para explicar el panorama de los dos últimos años en el país.

“El agua es un recurso natural fundamental, pero se puede convertir en una amenaza cuando hay excesos y déficits; en este sentido, el cambio climático entra a jugar un papel muy importante porque el calentamiento de la Tierra produce un ciclo hidrológico más activo, favoreciendo la formación de aguaceros más intensos y, con ello deslaves, avalanchas, inundaciones y crecidas en las cuencas”, explicó el docente.

Ante las recurrentes tragedias que aquejan a Colombia, La Niña y El Niño, como dos caras de una misma moneda, tienen gran participación. La primera, se caracteriza por un enfriamiento muy fuerte de las aguas del Pacífico tropical, y el segundo, por un calentamiento anormal de ese mismo océano, causando que la circulación atmosférica por encima del mar  también se perturbe y repercuta en distintos tipos de anomalías climáticas.

En el país, El Niño ocurre con una periodicidad mayor, aproximadamente de cada tres a cuatro años, lo que genera sequías por el aumento de temperatura, trae pérdidas en el sector agrícola y en el de electricidad, así como epidemias de malaria y dengue; en tanto, La Niña se presenta cada seis o siete años y, por ser una oleada de frío, produce aguaceros intensos con avalanchas e inundaciones.

“A propósito de La Niña, Manizales vivió en carne propia sus efectos, cuando su acueducto estuvo fuera de servicio por varias semanas debido a los derrumbes asociados a los fuertes aguaceros; y en las zonas más bajas de los ríos Magdalena y Cauca este fenómeno ocasionó graves inundaciones con pérdida de vidas humanas, de infraestructura y cultivos”, manifestó el profesor de la Sede Medellín.

(Por:Fin/amej/clc/sup)

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