Fuente: Magdalena Arbeláez Twitter: @magda_at

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Durante los últimos diez días el mundo ha sido escenario de múltiples atentados terroristas causando víctimas civiles en Francia, Mali, Rusia, Túnez, el Líbano, Siria…. en realidad, en los últimos 18 meses, el Estado Islámico ha cometido 83 atentados en 20 países cobrando la vida de más de 1600 personas. [1]

Los países occidentales han respondido a esta amenaza con acciones de guerra en el Medio Oriente y medidas de seguridad al interior de sus países.[2]

Simultáneamente, la Conferencia de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático, COP21, que se llevará a cabo en Paris a partir del 30 de Noviembre, ha perdido importancia en los medios de comunicación. Además, después de los atentados y por medidas de seguridad, las manifestaciones civiles en la ciudad se han visto muy afectadas (las marchas globales del 29 de noviembre y del 12 de diciembre han sido anuladas).

 Sin embargo, existe una conexión muy importante entre cambio climático y terrorismo. Y construir un mundo con un medio ambiente sano significa construir un mundo más seguro para todos.

 Empecemos por el petróleo. Uno de los objetivos de la COP y de la lucha contra el cambio climático en general es reducir nuestra dependencia a las energías fósiles y llevar a cabo una transición energética a nivel mundial hacia energías bajas en carbono. ¿Y si esta transición permitiera además reducir drásticamente el financiamiento de organizaciones terroristas?

 Daesch recibe diariamente 2 millones de dólares por las ventas de 40 000 barriles de petróleo, lo cual corresponde a un 20% de sus ganancias diarias[3]. La mayoría de las ventas se hacen en Siria e Irak, donde el Estado Islámico controla refinerías y dispone de canales de venta y contrabando, pero una parte considerable logra entrar al mercado internacional a través de Turquía.

 Además, los países de occidente participan en el financiamiento de esta organización a través de sus compras de petróleo a los países del Golfo (Qatar, Kuweit, Arabia Saudita). Estas economías petroleras financian a grupos terroristas a través de fundaciones privadas[4]. Mientras nuestras economías estén basadas en la utilización de combustibles fósiles, contribuiremos directa o indirectamente al financiamiento del Estado Islámico (o sus sucesores).

Segundo, el cambio climático constituye una amenaza muy importante para la paz social, puesto que amenaza con reducir poblaciones vulnerables a la miseria y aumenta así mismo los riesgos de violencia. En especial, los países del Medio Oriente y África estarán sujetos a sequías que afectarán gravemente la producción agrícola.

Estas situaciones generarán flujos migratorios, desestabilizaciones regionales, aumento de la pobreza y el desempleo en las poblaciones rurales de las zonas afectadas. Hablar en futuro es de hecho innecesario. En un artículo sobre clima y paz[5], Pascal Canfin explica que entre 2006 y 2010, una sequía histórica llevó a 1 millón de sirios a desplazarse al interior del país. ¿Tal vez uno de los factores que desencadenó la guerra civil? También nos cuenta que el lago Chad ha perdido 80% de su superficie desde 1980, lo cual ha afectado la estructura económica y social de comunidades de los países limítrofes (Nigeria, Níger, Camerún, y Chad). ¿Será coincidencia que en esas mismas regiones Boko Haram ha logrado reclutar centenas de jóvenes para que se unan a sus acciones terroristas?

No existe una solución mágica para alcanzar la paz mundial, y preservar nuestro clima no nos salvará de todas las amenazas, pero no es el momento de bajar los brazos bajo el pretexto de que hay otras urgencias. Al contrario, luchemos hoy, más que nunca, para lograr esa transición ecológica a nivel global que nos llevará hacia un mundo más justo y más seguro.

 

Nota: mis lectores tendrán que disculparme por el hecho de que todas las notas sean en francés. El tema ha suscitado mucha atención mediática y análisis en Francia, pero felizmente existe Google Translator!

[1] http://www.lemonde.fr/les-decodeurs/visuel/2015/11/25/les-actes-terroristes-de-l-etat-islamique-ont-fait-plus-de-1-600-morts-depuis-la-proclamation-du-califat_4817362_4355770.html

[2] Hay un gran número de voces disidentes, a las que me uno, que sostienen que las raíces de la violencia están en las desigualdades y la falta de oportunidades de las comunidades musulmanas en Occidente y en el Medio Oriente, y por lo tanto la verdadera solución al problema está en la construcción de una sociedad internacional más justa. Por ejemplo: http://piketty.blog.lemonde.fr/2015/11/24/le-tout-securitaire-ne-suffira-pas-2/

[3] http://reporterre.net/Le-petrole-et-l-argent-de-Daech-voici-les-faits

[4] http://www.novethic.fr/lapres-petrole/energies-fossiles/isr-rse/matthieu-auzanneau-daech-tire-de-1-5-a-3-millions-de-dollars-quotidiens-de-l-exploitation-petroliere-143698.html

[5] http://www.alterecoplus.fr/chronique/pascal-canfin/climat-le-nerf-de-la-paix-201511161600-00002524.html

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