Fuente: Agencia de Noticias de la Universidad Nacional de Colombia.
Bogotá D. C., dic. 06 de 2012 – Agencia de Noticias UN- En el modelo económico actual se presenta el fenómeno de la sobreexplotación de los recursos naturales, en aras del enriquecimiento de una pequeña economía.
Así lo indicó Alejandro Nadal, investigador del Centro de Estudios Económicos del Colegio de México, durante el Coloquio Desarrollo y Crisis Climática, que tuvo lugar en la Universidad del Rosario.
Además, añadió: “esto es, en casi en todas las economías del mundo, una realidad”. Pero aclaró que no hay una relación antitética entre desarrollo económico y sustentabilidad.
Por una parte, sugirió que hay que modificar el marco de la política macroeconómica, pues necesita una revisión profunda para redefinir algunas prioridades centrales: la desigualdad social no puede continuar como está. Cree que Colombia no es una excepción a todo lo que está pasando en el planeta.
Por otra, hizo referencia a un rasgo sumamente decisivo: la subordinación al capital financiero. Por ejemplo, los TLC son pactos que, en realidad, están impulsados por el sector financiero y por los flujos de capital. Entonces también hay que modificar y revisar cuál es el papel que tienen dichos tratados en las prioridades de la política macroeconómica.
“Cuando cambiemos el modelo, y tenemos que hacerlo, vamos a encontrar una realidad económica que sugiere que una mayor igualdad implica mayor sustentabilidad ambiental, pero también social. Y esta mejora cuando disminuye mi desigualdad”, afirmó.
La triple crisis
Asimismo, discurrió sobre lo que ha denominado “la triple crisis: finanzas, desarrollo y medioambiente”; a la que define como un conflicto sistémico en el cual los sectores reales de las economías capitalistas han estado involucradas desde hace unos 25 años.
Este se combina con una crisis del sector financiero y con un deterioro ambiental que también es crítico. En otras palabras, esto podría ser la radiografía de América Latina.
“La triple crisis da cuenta de problemas en los sectores reales de la economía, los que llamaríamos no financieros: la agricultura y la industria (extractiva, manufacturas e incluso servicios, entre otros); así como de una crisis en el sector financiero, es decir, todo lo que tiene que ver con flujos financieros y operaciones de los bancos. Estos entran en crisis en un marco de deterioro ambiental, que se evidencia de muchas maneras: el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, como los más importantes”, explicó.
Por su parte, para Margarita Astrálaga, directora regional para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente, el panorama de la región muestra que el cambio climático ha llegado a todos los países y a todos los niveles. Ella dijo que son muchos los ecosistemas que han sido afectados por este fenómeno.
“Quizás, las primeras víctimas y quienes encendieron las alarmas fueron los arrecifes de coral y el notable derretimiento de glaciares en América Latina; lo que tiene un implicación bastante grande para el posible desarrollo sustentable de la región, porque de ahí depende el agua de la mayoría de habitantes de toda la región”, expresó.
Manifestó que urge tomar medidas para mitigar y adaptarse a ese cambio climático produciendo transformaciones en la manera como se desarrollan las ciudades, toda vez que más del 75% de la población de América Latina vive en una de ellas.
Asimismo, aseguró que uno de los problemas que requiere atención inmediata en las ciudades son los sistemas de transporte. Estos hacen un consumo de energía altísimo de elementos fósiles, contaminan terriblemente el ambiente y causan retrasos para moverse del lugar A al B (lo que ocasiona un estrés adicional que no permite trabajar y producir al ritmo ideal).
Otro asunto es la construcción sostenible. “A medida que nos desarrollamos, requerimos más energía, eso para algunos sectores. Pero también tenemos la posibilidad de ahorrar mucha energía, y eso es un poco la preocupación que tenemos: que todo el tiempo estamos oyendo hablar de que hay que generar más. Y ¿dónde está lo que estamos perdiendo por mal manejo, sumado a lo que no estamos ahorrando? Cambiar los patrones de consumo es primordial”, aseveró Astrálaga.
Así, habló de la energía como un asunto esencial. Es preocupante el paso tan lento en términos de innovación. En el caso de Colombia, existen universidades de alta calidad muy avanzadas, en las cuales se debería estar invirtiendo muchísimo en invención y en descubrir cuáles son las mejores alternativas de la matriz energética para el país.
“Es importante entender con claridad, como lo hizo Alemania, por ejemplo, que la energía solar tenía que ver con la hora de luminosidad. Es un poco la diversificación de la matriz energética a través de la innovación y la investigación. Y, en eso, las universidades tienen una gran función en preparar los jóvenes del futuro”, indicó.
Finalmente, insistió en que hay que cambiar el modelo económico actual, al cual califica de marrón y tradicional, por uno que denomina verde, ecológico o sustentable que permita desarrollarnos, pero haciéndolo bien.
“Es necesario tener las políticas y reglas de juego claras: que se apliquen a todos los actores y hay que hacerlas cumplir; de lo contrario, habrá un mayor gasto de producción. Esto va a contribuir al desarrollo sostenible”, puntualizó.
El coloquio fue organizado por la UN en Medellín, la Red KLN (Klimaforum Latinoamérica Network), Empresas Públicas de Medellín (EPM) y el Centro de Investigación e Innovación en Energía (CIIEN).
Contó con el apoyo de la Universidad del Rosario, el Centro de Estudios Interdisciplinarios Básicos y Aplicados en Complejidad (Ceiba), el IDEAM, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), el CISU, el PNUMA, Andesco, Cecodes, Uniandinos, Inalambria y la Universidad Agraria.