Fuente: Agencia de Noticias de la Universidad Nacional.
Manizales, oct. 22 de 2012 – Agencia de Noticias UN- Usualmente el problema ambiental se ha reducido a lo ecológico y al agotamiento de los recursos naturales, ignorando que es el hombre quien causa los impactos negativos al ecosistema.
En su trabajo de Maestría en Administración, Adriana María Villota de la UN en Manizales, retomó las relaciones ecosistema–cultura (basadas en los conceptos del profesor Augusto Ángel Maya) para darle resonancia a la necesidad que encontró sobre un cambio urgente en su concepción sobre lo ambiental.
“En los grupos y centros de investigación se trabaja únicamente lo ecológico y no hay una aproximación a la interpretación social que dé cuenta de la devastación o de ciertos problemas ambientales que están sucediendo, y es indispensable que la Institución asuma una posición crítica al respecto”, manifestó la estudiante.
Asimismo, explicó que dicha postura implica que haya una relación entre los ecosistemas y el sistema cultural; esto significa incluir el modo en que el hombre interactúa con el mundo por medio de su lenguaje, sus símbolos y su tecnología, entre otros aspectos, que son las causas reales que impactan la naturaleza.
Generalmente, estas “son evadidas y camufladas tras los discursos de desarrollo sostenible que continúan devastando el planeta, excusados en tendencias de explotación con un menor deterioro, pero siempre aprobadas por los intereses económicos que subyacen”, dijo.
Aunque este es un llamado para todos los habitantes, ya que requiere toda una transformación cultural, para empezar a lograrlo Adriana Villota enfatizó en la urgencia de implementar el concepto ecosistema-cultura en la UN.
Entre las alternativas planteadas para resignificar este tema al interior de la Universidad, se encuentra la ambientalización de la educación y del aula, es decir, que cada estudiante pueda adquirir nuevos valores que no estén orientados por la competencia sino por la asociación y la cooperación; además, se requiere que los programas académicos incluyan nuevas asignaturas sociales y de humanidades que sean obligatorias y no se reduzcan solo a materias de contexto.
La investigadora también propone abandonar el término “recursos naturales” como sinónimo de medioambiente, ya que esta definición lleva a pensar que el hombre puede dominar la naturaleza (como lo sucedido con el tema de la minería, en el que los profesionales llegan, explotan, devastan y se van).
Lo que se pretende es reconocer y replantear ese impacto que el hombre causa en su hacer y movilizarlo desde la academia a generar otras alternativas de vida a partir de una reflexión social, cultural y ecosistémica.