Fuente: Asoquimbo.

Miller Armín Dussán Calderón

Profesor Universidad Surcolombiana

Miembro de Asoquimbo

Asoquimbo ha  defendido desde el principio como alternativa al Megaproyecto Hidroeléctrico El Quimbo la creación de una Reserva Campesina Agroalimentaria como parte de una  política minero energética y de Seguridad Hídrica y Alimentaria Soberana y Autónoma, con fundamento en la Constitución Política de Colombia, la Ley 160 de 1994, el Decreto 1777 de 1996 y sustentada en la Tradición Indígena de los Resguardos; su ubicación en la Reserva Forestal Protectora de la Amazonía; la creación de Empresas Comunitarias producto de las luchas campesinas de la Década de los 60 -70; la tradición y vocación agroalimentaria de la región,  sus valles  y la calidad agrológica de los suelos, reconocida por la Procuraduría General de la Nación el 9 de mayo de 2009 al solicitar al Ministerio de Ambiente, , “abstenerse de otorgar licencia ambiental para la construcción del proyecto El Quimbo”, debido a que “no es conveniente que se inunden unas de las mejores tierras con aptitud agrícola de la región, cuando se considera que el Huila es pobre en tierras productivas y porque es difícil restituir la actividad productiva por la dificultad de encontrar tierras semejantes”.

La Reserva Campesina Agroalimentaria será una realidad, producto de la resistencia civil y la protesta social y ante el evidente fracaso del Proyecto Hidroeléctrico El Quimbo debido “a factores de riesgo tales  como la existencia de una falla geológica en la zona de desviación del rio”, que demanda la  realización de estudios técnicos para efectos de evaluar el impacto de las obras sobre la hidrodinámica del rio Magdalena.

La científica climática, Payal Parekh, directora del Programa Climático de International Rivers al solicitar ante la Asociación Española de Normalización y Certificación, AENOR (SASC por su nombre en inglés) que “el proyecto hidroeléctrico El Quimbo no sea certificado como Mecanismo de Desarrollo Limpio”, había advertido, como uno de los argumentos, “los altos riesgos de fallas geotécnicas tales como los deslizamientos de tierra y terremotos”.

Emgesa ha pretendido ocultar que no es posible continuar con las obras de construcción del dique, minimizando la gravedad de lo ocurrido, como se registra en el informe de la Ingeniera Sandra Chávarro, funcionaria de la empresa, del  09 de marzo de 2012, al señalar que “de acuerdo con las estimaciones de la Empresa, la desviación total del Río Magdalena a través del túnel, y el consecuente secado del lecho del río, se llevaría a cabo hacia el mes de octubre de 2012, por cuanto el agua seguiría infiltrándose a través de la Pre ataguía. Como consecuencia de esta situación, Emgesa prevé que el tramo a secar se mantendrá con cierto caudal hasta esa fecha, permitiendo la permanencia de peces durante ese lapso de tiempo. Por consiguiente, la demora en la terminación total de la actividad de desvío del río a través del túnel obligaba a ajustar el cronograma del programa de rescate de peces”.

La modificación del cronograma de obras por las fallas en la construcción de la pre-ataguía y la ataguía posiblemente por “no aplicar con rigor los diseños textual, geotécnico y geométrico” para reducir los costos de inversión, no garantiza cumplir con la obligación de generar energía a partir del 2014.

Pero es un hecho que Emgesa jamás podrá cumplir con las obligaciones sociales y ambientales establecidas en la Licencia debido a que los daños causados son irreversibles.

Se confirma de esta manera, como lo sostienen las investigaciones, que la producción de Energía Hidráulica no es ni renovable, ni limpia y resulta costosa por las siguientes razones que justifican, aún  más, la Reserva Campesina Agroalimentaria:

–          Causan grandes impactos sociales y ecológicos negativos.

–          Millones de personas han sido desplazadas por la construcción de hidroeléctricas, afectando a las poblaciones ya establecidas en las áreas de reasentamiento y vulneran formas tradicionales de vida.

–          El ciclo de importantes ríos del mundo ha sido drásticamente modificado por las represas afectando el ciclo de la vida como es el caso de la destrucción de la riqueza íctica como lo reconoció la Comisión Mundial de Represas.

–          La descomposición de la materia orgánica inundada por los embalses produce gas metano, uno de los gases de efecto invernadero más agresivos y aumentan la vulnerabilidad al cambio climático

–          No contribuyen a la erradicación de la pobreza.

–          Se restringe el acceso al agua, la tierra y los recursos bióticos

–          Se interrumpe la pesca artesanal y la agricultura tradicional de los terrenos aluviales, a causa de los cambios en el caudal y la reducción en el asentamiento de los linos.

–          Producen pérdida de tierras del valle, generalmente las más fértiles, que como en el caso de El Quimbo son escasas y básicas para garantizar la seguridad alimentaria, “suelos de formación aluvial de hasta 3 metros de profundidad efectiva, suelos orgánicos con una carga microbiológica  natural de mucho valor”

–          Provocan sismos inducidos.

–          El costo socioeconómico, ambiental y cultural no compensa los beneficios para la sociedad.

–          Resultan no ser renovables debido al problema de la sedimentación.

–          Producen cambios dramáticos en el flujo, la calidad, cantidad y uso del agua, los organismos bióticos y la sedimentación de la cuenca del río.

–          Por lo general desconocen la normatividad ambiental y de procedimientos legales en el proceso de licitación, en particular, la participación de los afectados.

 ¡EL QUIMBO SERA UNA RESERVA CAMPESINA AGROALIMENTARIA!

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