Fuente: RECLAME.

¡DEFENDAMOS LA VIDA!

¡FRENEMOS LA LOCOMOTORA MINERO-ENERGETICA!

I Jornada de Movilización Nacional: 1º  de agosto de 2012

El pueblo colombiano desconoce las graves implicacionesque tiene para la vida del país el futuro minero-energético que el gobierno nacionaly las Empresas Transnacionales han trazado en el Plan Nacional de Desarrollo. Eldiscurso oficial y la campaña publicitaria engañan la opinión pública enrelación con las ventajas económicas y laborales que esa inversión extranjeratraerá para todos, y con que se garantizará la conservación de los ecosistemasnaturales.

Eso lo han dicho en estos 80 años deexplotación petrolera, y en los 30 años de explotación carbonífera que llevamos,ambas entregadas a los capitales internacionales. Hoy la calidad de vida denuestro país está muy por debajo de la de cualquier país del norte que no tieneni una botella de petróleo, o ni una libra de carbón. Más de la mitad de lapoblación vive en la pobreza, inclusive en las zonas donde funciona esta economíadel saqueo. El informe de Naciones Unidas explica en alguna medida esaparadoja: Colombia es el tercer país más inequitativo del mundo; esto es: hayuna alta concentración de la riqueza, la que está en manos de las grandesempresas nacionales y extranjeras que se aprovechan de nuestros recursos y denuestro trabajo.

Que ahora digan que para tener ‘prosperidad’ Colombiadebe ser un país minero no va a modificar en nada esa condición histórica,porque son los mismos con las mismas. Montar el país en la lógica de la mineríatransnacional es profundizar las estructuras de la inequidad. Los múltiples conflictosque estamos soportando las comunidades urbanas y rurales constatan que losimpactos de esa locomotora minero-energética son lesivos para la vida:

1.      El territorio y la cultura. El modelo colonizador quecaracteriza la intervención de la locomotora minero-energética en losterritorios, transgrede el entorno natural con el que los pobladores hansobrevivido y convivido por tiempos, modifica las economías tradicionales,rompe los tejidos comunitarios y contagia de individualismo y corrupción todaslas relaciones sociales y ambientales que identifican las culturas formadas enlas realidades concretas de los territorios. En Colombia existimos 102 pueblosindígenas, por ejemplo, y cerca de 30 pueblos nos encontramos en extinción; 30 lenguas,conocimientos milenarios que la humanidad pierde a manos de la ambición.

2.      El agua, los ríos y la biodiversidad. La fractura de los ciclos hídricos es uno delos impactos directos más relevantes de esta absurda injerencia sobre nuestrabiodiversidad. La apropiación y utilización extrema del agua en la minería decielo abierto, en la explotación petrolera, en la expansión de la agroindustriaenergética y en las represas hidroeléctricas, afectan gravemente el equilibrioambiental y el acceso adecuado y saludable al agua. Mucha gente ha sufrido losestragos de la desertificación y las inundaciones, como de la contaminación y elagotamiento del agua. El despojo de los bienes ambientales seguirá siendo unfactor de empobrecimiento.

3.      La seguridadalimentaria. Losmegaproyectos mineros y energéticos compiten con la producción alimentaria, porvarios “daños colaterales”: el cambio drástico en la tenencia y el uso de latierra, la privatización y degradación del agua y los suelos, la pérdida de lavocación agrícola de las comunidades rurales y la sustitución del mercado natural y solidario por el de los alimentosficticios y la ganancia. Quienes gobiernan ahora, han propuesto una falsasolución: que toda la producción alimentaria quede definitivamente en manos delas empresas transnacionales que trafican con el hambre y la sed del planeta, através de los Tratados de Libre Comercio. Es decir, ampliar la dependenciaalimentaria.

4.      El trabajo digno. La industria extractiva nosoluciona las necesidades de empleo del país, porque es una actividad intensivaen maquinaria y limitada en el tiempo. La mano de obra local es utilizada en laprimera etapa. El número de empleosno se corresponde con los altos niveles de producción; y si lo medimos porhectárea/año, genera menos empleos que una actividad agrícola integrada. Las trasnacionales mineras y petroleras impiden laorganización sindical de los trabajadores, lo que reduce la exigibilidad de losderechos laborales; la mayoría del trabajo es contratado a través deCooperativas de Trabajo Asociado. Los salarios no compensan la afectaciónsocial y física que produce, ni es comparable con las grandes ganancias quegeneran.

5.      La pequeña minería tradicional. Cerca de 2 millones y medio de personas quesubsisten de la pequeña minería hace muchas décadas, enfrenta la persecucióndel gobierno. Después de imponerle requisitos financieros, técnicos y jurídicosdifíciles de cumplir, la ha declarado ilegal y ha autorizado su erradicación ala fuerza. El propósito es entregar esas explotaciones mineras a lastransnacionales, quienes en muchos casos ya tienen títulos sobre las actualesáreas mineras tradicionales. El gobierno favorece la minería a cielo abierto,que genera significativamente más perjuicios sociales y ambientales que laminería de pequeña escala. La persecución a la minería de subsistencia familiarahonda la situación de miseria y exclusión.

6.      La renta de la producción minera y energética. Colombia esel país de América Latina que menos retribución obtiene por la explotaciónminera y energética; se bajan los impuestos por estas actividades, -hasta seexoneran; y las regalías se reducen y ni se cobran de acuerdo a los preciosinternacionales. La renta de esta actividad, además, no considera los pasivosambientales y sociales que produce. Esta es la denominada “confianzainversionista” que le da beneficios al capital extranjero, a costa del desmejoramientode la calidad de vida de los colombianos. Así se hagan intensas campañaspublicitarias, lo cierto es que en términos tributarios, una empresatransnacional del sector aporta relativamente menos a la nación que una mina desal. Estas empresas se terminan llevando gratis los recursos minero-energéticosque extraen.

7.      La paz y la convivencia. Los territorios en donde se posicionan estos proyectos calientan la violencia social y política que soportamos hace rato. Comenzando por el mismo gobierno, quien criminaliza y reprime la mineríainformal y la protesta social de las comunidades frente a la invasión de lalocomotora minero-energética. Con el ya consabido señalamiento de la ‘infiltración’,ahora somos perseguidos asimismo por estar ‘en contra del desarrollo’. Losgrupos armados ilegales son utilizados también como instrumentos de esapolítica represiva. Las empresas aplican además el engaño y la corrupción para imponersus intereses; hacen consultas tramposas con las poblaciones étnicas, compranautoridades y cooptan dirigencia social y política. Así dividen las organizacionesy provocan enfrentamientos entre las comunidades.

Las organizaciones y comunidades que afrontamos todos estos conflictos en distintaspartes del territorio nacional, nos hemos propuesto iniciar una campañaconjunta que desde la visibilización de cada proceso de resistencia, aportemosa provocar conciencias y voluntades sobre un problema tan crucial del cual nofuimos suficientemente informados, y una política en la que no tuvimosparticipación. Una campaña que genere espacios para que se expresen de diversasmaneras las voces críticas a semejante despropósito que avasalla nuestrassoberanías.

Este no es el país que buscamos los pueblos,no es el futuro que nos merecemos. Por esa razón nos llamamos a que nosmanifestemos en defensa de la vida. La locomotora minero-energética va a conducir el país hacia mayores abismos. Parémosla! Este 1 de agosto es laprimera cita. ¡Ahí nos vemos!

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