Fuentes: Hojas al viento.
Moratoria petrolera: el carácter estratégico de la propuesta.
La propuesta de moratoria petrolera, vigente desde los orígenes de la Red Oilwatch, fue presentada en 1996, cuando saltaba a la escena internacional la obligación de tomar medidas para enfrentar el cambio climático. Desde ese año, la propuesta de la moratoria petrolera se recoge en todas las declaraciones internacionales de Oilwatch y en 1997 el tema de discusión fue colocado en el marco del protocolo de Kioto, instrumento internacional con el que los países terminaron construyendo evasivas para frenar la extracción y consumo de hidrocarburos fósiles. La pregunta obvia era, ¿por qué sacrificar nuevas áreas por un combustible que ya no debería extraerse?
La moratoria a la exploración petrolera fue planteada como un reclamo y como el ejercicio de derechos, además del llamado a considerar los impactos locales, nacionales y globales: la deforestación y destrucción de las bases de sustento de la gente, la dependencia económica de los países con relación a la extracción de sus reservas y la crisis climática.
De la moratoria se avanzó a plantear diferentes estrategias de protección de territorios dejando el crudo en tierra. La propuesta, tal y como fue presentada para el Yasuní, partió de la modalidad de “responsabilidades comunes pero diferenciadas” y nació como una crítica al capitalismo petrolero. Esta Iniciativa recogió en sus orígenes los argumentos y las luchas de las comunidades frente a las políticas y proyectos petroleros de diferentes regiones del mundo.
La propuesta lograría, a nivel local, un reconocimiento hacia los pueblos que, con su resistencia, protegen no sólo sus territorios, sino el conjunto del planeta. Además, la necesidad de amparar la resistencia resultaba prioritaria por la creciente corriente nacional e internacional de criminalización a los defensores de la naturaleza.
A nivel nacional, la Iniciativa proponía un profundo cuestionamiento al extractivismo. En una coyuntura de apertura a la minería a gran escala, permitía plantear los temas desde la experiencia vivida por el país en materia petrolera. Adicionalmente, buscaba evitar la apertura de la frontera petrolera hacia otros territorios indígenas y áreas protegidas.
A nivel internacional, cuestionaba las evasivas y la injusticia ambiental construidas alrededor del surgimiento de los mercados de carbono y en general las políticas neoliberales con relación al clima, cuyas maniobras pretenden bloquear las salidas propias de un capitalismo devastador, aunque ahora enverdecido.
En este contexto, la propuesta Yasuní de dejar el crudo en el subsuelo nació con un carácter estratégico crucial: enfrentar el modelo petrolero desmontando su capacidad de imponerse en lo local, expandirse en lo nacional y acomodarse en lo internacional, ocultándose frente las crisis del momento.
Las propuestas que se presentan en esta publicación amplían esa misma línea crítica al capitalismo petrolero.
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