Fuente: El Espectador.com
Un estudio relaciona la esperanza de vida humana con la extinción de especies. Los países más desarrollados son también los que tienen un mayor número de plantas o microorganismos invasores.
La extinción del tigre de Tasmania, el confinamiento de los últimos bisontes americanos en reservas o las dificultades para sacar adelante al lince ibérico son manifestaciones del impacto del ser humano sobre la naturaleza. Pero ¿cuáles son los factores que convierten a un depredador en exterminador? Biólogos estadounidenses acaban de mostrar que existe una correlación entre el desarrollo humano y el incremento de la ratio de las extinciones de mamíferos y aves.
Con datos de 100 países donde vive el 87% de la población, y ocupan el 74% de la tierra del planeta, investigadores de la Universidad de California en Davis analizaron el papel de 15 variables sociales y ecológicas para desentrañar las complejas relaciones entre sociedades humanas y naturaleza. Buscaban los factores que predicen mejor la extinción de unas especies o la invasión de otras en ecosistemas que no eran los suyos en origen.
Entre las variables tenidas en cuenta las hay económicas, como el producto interior bruto (PIB) per cápita, la ratio importaciones/exportaciones o el turismo. Entre las sociales, registraron la estabilidad política, el grado de alfabetización de la población o la esperanza de vida. Y entre las ecológicas, se fijaron en particular en la extensión de la agricultura, el régimen de lluvias o las leyes de protección de la naturaleza.
Sus resultados muestran un doble patrón que se repite en casi todos los países: las naciones más desarrolladas son las que sufren la mayor presencia de especies invasoras. A medida que aumenta el PIB per cápita, se eleva la presencia de aves y mamíferos ajenos. La lista la encabezan Nueva Zelanda, Estados Unidos y el Reino Unido.
Más tiempo para afectar al planeta
De la misma manera, y con la excepción de Filipinas, son también los desarrollados los que presentan mayores ratios de animales en peligro de extinción. Japón y Estados Unidos son los que cuentan con un mayor número de especies amenazadas, según los datos de la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). En este apartado vuelve a aparecer en un lugar destacado Nueva Zelanda, tenida como uno de los países con una legislación medioambiental más avanzada.
En el otro lado del espectro, los países menos desarrollados presentan menores niveles de especies invasoras. India, Sudán y Tailandia apenas tienen un 0,10% de aves exóticas. Y entre los 25 países que no cuentan apenas con especies de mamíferos invasores (su porcentaje ronda entre el 0,10% y el 0,30%) están Bolivia, Kenia y Nepal. En cuanto a la naturaleza en peligro de extinción, la mayoría de los mejor situados eran países africanos.
Pero de todos los indicadores tenidos en cuenta el mayor predictor no fue ni el PIB per cápita, ni la legislación medioambiental, ni la superficie total dedicada a la agricultura. «No hay un patrón aleatorio», dice Aaron Lotz, coautor del estudio, que acaba de publicar la revista Ecology and Society. «De todos estos datos, hay uno, la esperanza de vida, que parece el factor determinante para el número de animales amenazados o invasores», añade.
La esperanza de vida es un indicador indirecto del desarrollo de una sociedad humana pero, como dicen en el estudio, también tiene un impacto más directo: «El aumento de la esperanza de vida se traduce en que las personas viven más y afectan al planeta más tiempo. Cada año es otro año de huella de carbono, de huella ecológica o de uso de recursos naturales».