Decálogo ambiental: orientaciones para el ordenamiento territorial municipal en la cuenca alta del río Bogotá. Por Thomas van der Hammen (1998).
- «Los páramos requieren un manejo especial, orientado exclusivamente a la conservación.
- Los bosques nativos deben conservarse y extenderse porque son necesarios para la conservación de la biodiversidad y del agua.
- Los cerros deben ser reforestados con bosque nativo, especialmente en las partes altas, estableciendo también corredores de vida a través de las quebradas, con la planicie.
- Las áreas erosionadas deben ser controladas y revegetalizadas, propiciando el retorno del bosque o matorral original.
- El piedemonte debe ser respetado como zona de contacto vital entre cerros y planicie, protegiendo la diversidad ecológica y la infiltración.
- Los valles de los ríos y los humedales necesitan protección especial, estableciendo y reforestando las rondas respectivas.
- El uso de la tierra tiene que corresponder a su aptitud y capacidad, con criterios de sostenibilidad en la agricultura y la ganadería. Es necesario delimitar bien las zonas urbanas, y en las rurales debe evitarse la urbanización futura.
- En la explotación del agua subterránea sólo debe extraerse lo que se recarga por infiltración.
- Establecer la malla ambiental territorial que a través de los corredores de vida interrelacione el conjunto de los recursos naturales.
- La Sabana de Bogotá y sus poblaciones requieren un manejo ambiental integral, evitando la contaminación de aguas, suelo y aire, limitando los procesos de urbanización e industrialización, cumpliendo con su destinación prioritaria, la agropecuaria y forestal.»
Thomas van der Hammen (1998). Plan ambiental de la cuenca alta del río Bogotá. Corporación Autónoma Regional. Citado en el libro Territorio y sociedad: El caso del Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad de Bogotá (2003). Gerardo Ardila (Compilador). Ministerio del Medio Ambiente y Universidad Nacional de Colombia.