Fuente: Investigadora Diana Alexandra Mendoza.
Descargue la nota completa en pdf aquí.
Diana Alexandra Mendoza
Junio de 2013
Al suroriente del País, sobre un hilo de la frontera colombo-brasilera delineada por el Río Taraira, se localiza el municipio del mismo nombre. Su capital es ahora un pueblo pequeño y apacible apostado en medio del bosque amazónico al que sólo se accede en avioneta, muy diferente de lo que fue hace unos 25 años cuando reverberaba de gente de todo el país venida a estas tierras extremas con el fervor que dan los ojos embrujados por el oro. Desde ese entonces, las suaves colinas del Taraira, Cerro Rojo, Garimpo y Machado en Colombia, y El Castaño en Brasil, han sido arañadas por miles de mineros improvisados que tumbaron monte, hicieron caminos, barequiaron, dragaron, dinamitaron, abrieron túneles, e hicieron hijos en lo que hoy es el Taraira. Muchos de ellos ya se han ido, pero otros aun esperan que el Estado colombiano decline y permita al fin que esta tierra se desnude y entregue sus lingotes a manos llenas.
Lo que hoy no saben a ciencia cierta los pequeños mineros, es si el sueño que empezó a materializarse en abril de este año servirá para colmar sus fantasías o más bien las de grandes empresas como Cosigo Frontier Mining Corporation, firma canadiense a la cual el Estado colombiano le ha otorgado, hasta el momento, tres de los cuatro títulos mineros que se han expedido en esta zona.
Breve historia de los títulos mineros en el Taraira
El interés por formalizar la explotación del oro del Taraira se hizo público desde 1990 cuando la Asociación de Mineros del Vaupés solicitó a Ecominas, la autoridad minera de esa época, una concesión sobre áreas en Ga-rimpo y Cerro Rojo-Peladero. (Defensoría del Pueblo, 2010)
Después de 8 años —ya ni existía Ecominas— Mineralco negó la vieja solicitud de los mineros, y fue sólo hasta 2002 cuando la Asociación obtuvo su premio de consolación con el Título No. 4448A (o HCTN-01) sobre un área de 361,3 ha.
Posteriormente, y con mucha mayor eficiencia y generosidad espacial, la autoridad minera concedió dos títulos más: el IH3-16001X (9.973,09 ha) y el IGH-15001X (2.010,01 ha), este último muy conocido por haberse otor-gado ilegalmente dos días después de la constitución del Parque Nacional Natural Yaigojé-Apaporis (se lo dijo la Procuraduría a Ingeominas en 2011).
De esta manera, bajo la modalidad de contratos de concesión, para el año 2012 Ingeominas contaba en su haber 12.344,83 hectáreas listas para explotar oro a través de tres títulos en la región del Taraira, todos en área de la Reserva Forestal de la Amazonia, uno en un Parque Natural y, por qué no decirlo aunque cause inquina, todos en territorios ancestrales y ocupados por pueblos indígenas.
Ahora bien, como no es prudente anticiparse a los hechos, sobre la solicitud de titulación de áreas para ser objeto de exploración y explotación minera en esta misma zona, no se dirá más que, a 3 de junio de 2013, el Catastro Minero Colombiano registra 63, la mayoría de ellas en cabeza de Blue Pacific Assets para extraer hie-rro, manganeso y sus concentrados; del señor Andrés Rendle, director de operaciones para Colombia y Brasil de Cosigo Resources Inc., para explotar oro y sus concentrados; y de la subsidiaria Cosigo Frontier Mining Corpora-tion, Sucursal Colombia1, también para sacar oro.
Tampoco puede confirmarse plenamente la reciente noticia emitida por los medios de comunicación respecto a la caducidad declarada por la Agencia Nacional de Minería sobre 8 títulos mineros en Parques Naturales, y la suspensión total del contrato de concesión IGH-15001X otorgado en el Yaigojé-Apaporis. Y no puede reafirmar-se aun porque pese a que el anuncio se hizo en mayo de 2013, un mes después continúa registrado en el Catastro Minero como un título vigente. (…)