Fuente: El Espectador.
Ha pasado casi un mes y aún no descontaminan las aguas de Turbana, lo que ha desencadenado en enfermedades y muertes de animales.
«En la vereda la Legua (municipio de Turbana, Bolívar) desde hace dos años los campesinos han presentado brotes en la piel y enfermedades respiratorias; también se han visto afectados los animales domésticos ocasionando su muerte sistemática. Cabe resaltar que esta situación coincide con la aparición de corrientes de aguas aceitosas y malolientes en el arroyo que riega las parcelas de los campesinos, y que tiene nacimiento en los límites con la empresa Carman Internacional”, reza en un comunicado público que líderes de la región le enviaron a El Espectador. (Vea aquí la afectación en fotografías)
Luego de esta introducción viene una serie de fotografías en las que se ven reses y cerdos con laceraciones y erupciones en la piel, un grupo de cerdos sacrificados “por presentar enfermedad cutánea peligrosa para el ser humano” y otro de peces muertos; también se ven unos pepinos con “crecimiento reducido y deformes”. Los habitantes de esta vereda de Bolívar señalan que estos han sido los efectos de una serie de derrames de hidrocarburos (dos de gran magnitud: uno en octubre de 2012 y otro en septiembre pasado) provocados por la compañía Carman Internacional.
La empresa, que obtuvo en 2006 el aval de Cardique (la autoridad ambiental de Cartagena) para manejar “residuos de origen animal provenientes de las procesadoras de pescado”, estaba almacenando ilegalmente en piscinas artesanales un líquido “pesado, inflamable y tóxico” –como lo describió la Procuraduría– que se desbordó y llegó hasta el arroyo La Legua, luego a Arroyo Grande y más tarde a la bahía de Cartagena. (Lea también La tragedia que todos presentían)
Han pasado un mes y cuatro días desde que se produjo este desastre ambiental y, según lo denuncia Kelly Ortega Herrera, presidenta de la acción comunal de las veredas El Chorro y La Legua, se han realizado trabajos sólo para remover el líquido del arroyo que desemboca en la bahía de Cartagena, pero las aguas que alimentan a sus animales y a ellos mismos, y que han provocado las muertes y las enfermedades, siguen contaminadas. Explica, además, que interpondrán “una demanda por medio de una acción de grupo contra los entes estatales que tienen alguna responsabilidad, buscando una reparación real, efectiva, de nuestros derechos; no solo de los daños materiales sino morales y ambientales que nos han causado”.
Ésta, que ha sido catalogada como la peor tragedia ambiental de los últimos años en Cartagena, pasó a ser manejada por el Ministerio de Ambiente desde el pasado 27 de septiembre. Ese día el Ministerio explicó que su intervención se debía una “medida de carácter excepcional ante la gravedad del posible daño al patrimonio ecológico en el Caribe”. Anunció también que la Autoridad Nacional de Licencia Ambientales (ANLA) visitaría la zona afectada por el derrame “para investigar los hechos en los cuales se encuentra presuntamente involucrada la firma Carman Internacional S.A.S., y adoptará las medidas necesarias para la recuperación de la zona”. (Lea más sobre La mujer que advirtió el desastre)
Hasta ese momento, la problemática estaba en manos de Cardique, que desde noviembre de 2011 le había ordenado a la empresa la suspensión de sus actividades por irregularidades y en octubre del año pasado, luego del primer gran derrame, adelantó un proceso sancionatorio que se cayó por una tutela a favor de Gustavo Camacho, representante legal de la empresa. Según Cardique actualmente estaban en curso cuatro procesos sancionatorios en contra la Carman Internacional, pero ahora la ANLA asumirá el caso. Señalan, además, que “el diagnóstico que se realizó en torno a los animales y a la salud de ciertos habitantes de la zona que también se vio comprometida”, está en manos de la Fiscalía.
Al preguntarles por qué las actividades de limpieza no han llegado hasta el arroyo Legua, que atraviesa a las comunidades, aseguran que se trata de un proceso con unos “costos muy elevados” que requiere los “esfuerzos” de varias instituciones. “La corporación desde su labor misional ha ofrecido el apoyo al departamento de Bolívar, y a los municipios de Turbana y Cartagena”, señaló Claudia Camacho, secretaria general de Cardique.
“Algunas fincas en las que se están muriendo los animales quedan hasta a 500 metros de donde cruzó la mancha (de hidrocarburos). Eso demuestra que las aguas subterráneas ya están contaminadas, y eso ha llevado a que las plantas y los animales que están a una distancia considerable se mueran también”, dice Kelly Ortega y repite que “los animales no dejan de morirse”.