Fuente: Agencia de Noticias de la Universidad Nacional de Colombia.

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Bogotá D. C., feb. 17 de 2014 – Agencia de Noticias UN- Son cientos de animales y vegetales que podrían correr la suerte del patico zambullidor y el pez graso: hallarse disecados en museos como el del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la U.N.

El patico zambullidor era una de las aves que abundaba en los humedales de la Sabana de Bogotá y en las grandes lagunas andinas, en los años 40. La caza indiscriminada solo dejó para el recuerdo un ejemplar disecado en el ICN.

Por su parte el pez graso, otra de las especies ya extintas en nuestro país, que vivía en ambientes acuáticos de alta montaña y era usado por la gente como antorcha, debido a su piel grasosa, presenta su último reporte de existencia en 1942, según las crónicas de la época.

En la actualidad hay cerca de 600 especies que pueden correr la misma suerte. Por eso, en el ICN se comenzó a implementar el Programa Estratégico de Especies Amenazadas, como apoyo a los planes nacionales de preservación.

El profesor Germán Amat, director del ICN, asegura que el objetivo es sensibilizar a la sociedad y establecer estrategias para que ninguna especie desaparezca y quede como objeto disecado en las colecciones científicas.

Dentro de las especies que están en peligro se encuentra la araña pollera, que vive en climas templados andinos, y cuya causa de desaparición es el tráfico ilegal que le pone un valor de 60 mil pesos en el mercado negro.

“Estas arañas son controladoras biológicas que comen insectos plagas que atacan cultivos y hogares; comen cucarrones y reducen el crecimiento excesivo de estas poblaciones, esa es su función dentro del ambiente”, comentó Yeimi Cifuentes estudiante de Biología de la U.N.

Otra especie en peligro es el escarabajo Titanius giganteus, que está en la categoría de los insectos más grandes del mundo, pues alcanza tallas entre los 16 y 18 centímetros (superado solo por los insectos palo que llegan a los 20 cm). Su distribución está reducida a las selvas húmedas tropicales y las zonas bajas del valle del Magdalena.

En cuanto a plantas, se puede mencionar una especie de orquídeas y otra de magnolias, cuya supervivencia depende de la conservación del bosque. “Las dos tienen algún grado de amenaza, según las instituciones responsables de la investigación y conservación, entre ellas el Humboldt, el Sinchi y naturalmente el ICN”, agrega Amat.

Dentro del programa está la publicación de nuevos libros rojos para conocer más a fondo las especies amenazadas. Debido a que muchos de estos textos tienen más de cinco años, se pretende actualizar la información para establecer qué niveles de amenaza se han incrementado en algunas especies, si los niveles de amenaza se han estabilizado o si algunos modelos de conservación han sido favorables.

Tal vez si existiera conciencia en los años 40 sobre el daño ecológico que se hacía, hoy en día el patico zambullidor y el pez graso serían especies llamativas dentro de nuestros humedales y hábitats acuáticos.

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